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Sobre mí

Por qué multidisciplinar

«CADA COSA QUE SÉ HACER HAY MUCHAS PERSONAS CAPACES DE HACERLA MEJOR QUE YO.

PERO ES EL CONJUNTO DE TODO LO QUE SOY CAPAZ DE HACER LO QUE ME HACE SER VALIOSO.»

No es lo mismo multidisciplinar que desespecializado. Y lo cierto es que me gusta más y se ajusta mejor a mi perfil el segundo término. La desespecialización consiste en haberse especializado en más de una cosa a lo largo de la trayectoria profesional. Y este ha sido mi caso, en comparación con la opción multidisciplinar, en donde uno nunca llega a especializarse en nada.

¿Y por qué es mi caso? No ha sido por casualidad, ni forzado por las circunstancias, aunque al final siempre son las que mandan. Recuerdo que cuando decidí cursar la carrera de Ingeniería Agronómica (carrera que por aquél entonces suponían 6 cursos y un Proyecto Fin de Carrera) podía haber cursado prácticamente cualquier carrera (salvo quizá algunas pocas) porque casi todas ellas ofrecían conocimientos interesantes para mí. Finalmente me decanté por la agronomía porque, además de una profunda visión de la naturaleza y de sus ocultos procesos, me ofrecía la posibilidad de adquirir conocimientos en un sin fin de temas técnicos (mecánica, hidráulica, geología, climatología, construcción,…) y de gestión (comercialización, divulgación, proyectos,…) En ese sentido, estoy seguro de haber acertado plenamente. La considero la opción de formación universitaria más completa e integral. Y, por supuesto, mi formación no acabó al finalizar la carrera. He seguido formándome desde que acabé y no sólo eso, sino que me he formado en una variedad de conocimientos muy diversos.

Ese interés por todo es lo que ha llevado a no desaprovechar ninguna oportunidad de seguir creciendo como profesional. He realizado tareas extraordinariamente variadas, lo que me ha proporcionado un perfil de una alta empleabilidad.

No me engaño. Sé que los departamentos de RR.HH. siempre buscan la pieza que falta en el rompecabezas y quieren que el candidato se haya dedicado en cuerpo y alma toda su vida en aquellas tareas que necesitan cubrir. Pero no me pueden negar que cualquier empresa adora disponer de personal que lo mismo valga para un roto que para un descosido. Les viene de perlas que el trabajador sea perfectamente adaptable. Porque, según mi experiencia, en España los departamentos suelen funcionar bastante bien, pero los problemas surgen en las interacciones entre departamentos, Por ello es tan necesario un trabajador que se entienda igualmente bien con todos ellos y, sobre todo, con el siempre difícil departamento de informática.

Dicen los psicólogos que hacen falta 10.000 horas para ser muy bueno en algo. No lo pongo en duda. Pero también es cierto, como dice la regla de Pareto, que hace falta el 20% del esfuerzo para conseguir el 80% del resultado posible, y viceversa. Y en eso estoy yo. La perfección es cara, en cuanto a empleo de recursos, y yo prefiero emplear muchos 20% para dominar bien muchas áreas del conocimiento. Se puede decir que he empleado mis 10.000 horas (en realidad muchas más) en ser especialista en capacidad para adaptarme a un gran número de situaciones que la empresa me pueda demandar. Creo que es un valor, cuando menos especial en relación al abanico disponible.

Tengo que admitir que la informática ha sido el principal vehículo para conseguirlo. Porque 35 años son unos cuantos años manejando ordenadores a nivel de programación (no sólo como usuario), lo que me ha hecho ser, más que un buen programador, un analista de sistemas bastante bueno. Son los métodos para resolver los problemas lo mejor de mis desarrollos, más que el código en sí. El manejo de una gran cantidad de información también es otro aspecto necesario en un planteamiento profesional tan amplio, pero de nuevo la informática ha sido la piedra angular para conseguirlo. Cuando necesito aprender algo, lo busco y lo aprendo en poco tiempo. Al fin y al cabo, han sido muchos años haciéndolo así.

Me considero, por tanto, un trabajador del conocimiento, aunque no con un perfil -de nuevo- habitual, ya que no valoro las tecnologías de la información como un fin en sí mismas, sino como un medio para conseguir mis objetivos y el de las organizaciones para las que trabajo.

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